SRito cristiano de San Andrés
(San Marcos 8:34) Jesús dijo:
"Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame".

Jesús en el Esoterismo
Hablar de Jesús, el Cristo, ha sido uno de los temas más álgidos que la humanidad ha podido tratar, pues toca la fe y la sensibilidad de muchas personas, y literalmente han corrido ríos de sangre por este tema. Humildemente, quisiéramos abordar este apasionante tema, pero para ello debemos precisar algunos tópicos previamente.
Primero, y antes que nada, nos encontramos con el Cristo histórico (científico). Tierra-Comprensión Material. Se trata de una suerte de demostración o contradicción que muchos "eruditos" han querido forjar a lo largo de los años, tratando de argumentar con "pruebas" tanto su existencia física como su no-existencia física. Debemos recordar que el iniciado nunca debe confundir el Símbolo (Jesús) con lo Simbolizado (Cristo), pues el primero es la expresión externa del segundo, siendo este último quien posee un profundo carácter interno y del cual todos nosotros estamos invitados a desarrollar. No discutiremos aquí si realmente existió históricamente un hombre llamado Jesús, pues la respuesta no altera para nada la verdad que se encuentra en el Cristo; además, al ser Dios el gran Todo, la simple existencia física de Jesús es una posibilidad contenida en él mismo, lo que dejaría esta discusión al ámbito profano (fuera del templo). Nos contentaremos con indicar que el Cristo es verdadero y se encuentra en cada uno de nosotros.
En segundo plano, debemos separar el Cristianismo exotérico (religioso) del esotérico (de carácter íntimo y vivencial). Bautismo. Debido a que el exoterismo plantea una dicotomía conceptual entre Dios y el hombre, en donde se plantea que uno es de naturaleza "diferente" al otro o que el otro posee una "mácula" que lo separa gravemente del primero. En este sentido, el esoterismo no contempla oposiciones sino más bien un TODO con sus respectivos subconjuntos, siendo el hombre (subconjunto) una posibilidad de Dios (Todo); así mismo, el mundo material es una manifestación de Dios e incluso lo que entendemos por Diablo (falso yo), infierno, cielos, etc. Para el esoterismo, Dios es todo, causa una y origen de todas las cosas, por lo tanto, toda criatura proviene de su único creador y nosotros como hombres podemos identificarnos con el todo del cual pertenecemos, resucitando nuestro cristo interno, develando la "chispa divina" que mora dentro de nosotros.
En tercer lugar, y no por ello menos drástico, es el complejo Sincretismo cristiano (superstición). Confirmación. Ya que desgraciadamente muchos de los iniciados buscan en el simbolismo cristiano una serie de "correspondencias" con otras tradiciones, por ejemplo, Alquimia, Astrología, Kabalah, Hinduismo, Tao, Masonería, Hermetismo, Helenismo, Templarios, entre otros. No dudamos para nada que estas correspondencias puedan darse, pues sabemos que la tradición es Una y que incluso entre ellas mismas también se pueden demostrar, pero a veces nos olvidamos del método cristiano y nos quedamos hablando de "las otras formas" tradicionales. En la mayoría de los casos, llega a ser más grave y termina creándose un sincretismo (mera yuxtaposición de elementos) que lejos de aclarar la vía terminan por confundir y hasta alejar al iniciado de su camino de reintegración con el Ser. Lamentablemente, dada la tortuosa historia del cristianismo primitivo es casi imposible no incurrir en esta confusión hoy en día.
Aprovechamos el párrafo anterior para aclarar la ultima gran confusión que se ha dado en innumerables corazones y a lo largo de los años y es aquella de considerar al hermoso simbolismo cristiano circunscrito al ámbito Satriya (Orden de los Reyes, Nobles y Guerreros). Ordenación. Esta confusión es muy común en los iniciados, dado que los Caballeros del Temple efectivamente fueron iniciados cristianos que utilizaron el simbolismo satriya y que incluso llegaron a "gobernar" (por contingencia). Sin embargo, el hecho de que los sacerdotes de la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón hayan tenido que tomar las armas en ese "contexto histórico" no significa que el cristianismo sea de carácter satriya; al contrario, el Cristianismo es de naturaleza Brahmánica (Sacerdotal), simplemente dicha posibilidad estaba contenida dentro de su amplio simbolismo (quien puede lo más puede lo menos). Por ello, nosotros nos concentraremos en el carácter sacerdotal de nuestra cristiandad.
Ahora bien, ¿A qué nos referimos cuando hablamos del Esoterismo cristiano?, como hemos hecho entrever en las líneas anteriores hablamos de la búsqueda del Cristo interno, hablamos de que existe una "chispa divina" en cada uno de nosotros que espera resurgir. Eucaristía. Además, realizamos esta búsqueda a través de la metodología que Jesús nos enseñó, específicamente en el nuevo testamento y principalmente en los cuatro evangelios. Esta metodología se desarrolla en la vida de Jesús, en su drama profundamente humano, en su pasión (vía crucis y crucifixión), estudiando su simbolismo, meditando las parábolas, los ritos de los sacramentos, trabajando con la estructura del cristianismo primitivo, realizando los ejercicios espirituales, practicando las virtudes teologales y reuniéndose para compartir el pan. En fin, ir despertando poco a poco el Cristo interno para finalmente poder desarrollar aquella oportunidad de Dios que cada uno de nosotros es y así cumplir con nuestra sagrada misa (misión).
Esperamos que estas breves palabras sirvan de guía en nuestro trabajo iniciático y que podamos seguir multiplicando cruces de San Andrés para poder restituir el hermoso simbolismo cristiano, el cual responde al drama moderno de nuestra humanidad, pues sin temor a equivocarnos es el Cristianismo la forma tradicional que mejor comprende el símbolo del Hombre, con sus sueños, con sus penas, sus anhelos y sus debilidades. Nuestra época actual requiere restituir al Hombre, con más urgencia que nunca, han cambiado muchos paradigmas, el poder temporal se ha ido separando cada vez más de la autoridad espiritual. No nos corresponde a nosotros restituir estos lazos, pues las condiciones de la era son otras, pero sí podemos restituirlos dentro de cada uno de nosotros, en cada corazón humano y en cada cruz de San Andrés, nunca olvidemos que nuestro Señor Jesucristo se reunió con sus apóstoles en una mesa redonda y les indicó que donde dos o más se reúnan en su nombre allí estará él, presente entre ellos.
