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Santa Cruz de la Virgen de Coromoto

 

Las tres vías cristianas

 

“Gloria a Dios en las alturas…

 

          Toda forma tradicional completa contempla en su universalidad varias vías de asimilación, comprensión e identificación. El cristianismo desde su origen (eminentemente esotérico) no podía escapar de la posibilidad de ser asimilada bajo diversos puntos de vista, que naturalmente van a variar según la comprensión o incomprensión de cada individuo. Desde sus orígenes hasta nuestros días, podemos identificar tres (3) sapiencias que han devenido en el entendimiento del cristianismo, estas se subdividen en dos de carácter exotérico y una de naturaleza esotérica. La esotérica es la que mejor resguarda la verdadera esencia del cristianismo primitivo, mientras que las dos vías exotéricas han cumplido un rol histórico determinante, bastante cuestionado y tal vez necesario. Las vías exotéricas responden al desenvolvimiento espontáneo de una verdad de orden sutil aplicado a las circunstancias y contingencias de nuestras limitaciones espacio temporales. Sabemos que el individuo debe buscar la máxima sapiencia en su recorrido iniciático, crístico, pero también sabemos que no todos los individuos pueden o quieren lograrlo. Las vías exotéricas dan justa cabida a dichas individualidades, otorgando todo lo positivo que una vía exotérica pueda ofrecer y estando limitada “por arriba” a las características de su cualidad dualista. No discutiremos aquí si las vías exotéricas deban existir o no, simplemente nos limitaremos a describir las diferentes vías que se han generado del cristianismo desde su origen hasta nuestro presente.

 

          Para aclarar mejor estas vías, vamos a citar lo que los hindúes han denominado los tres senderos del Yoga, a saber: 1) Jnana-marga: el sendero del conocimiento trascendente, 2) Bhakti-marga: el sendero de la devoción y 3) Karma-marga: el sendero de la acción y de las obras. El primer sendero conduce a la Liberación de las formas y es de orden esotérico, mientras que los dos últimos conducen a la Salvación del alma y son de naturaleza exotérica.

 

           En este orden de ideas, podemos identificar en el cristianismo estas mismas vías o senderos (margas). En efecto: la vía del conocimiento trascendente, Gnosis, Fe en su verdadera acepción (equivalente al Jnana-marga), la vía de la Devoción o Adoración en Cristo (equivalente al Bhakti-marga) y la vía de las Buenas Obras para con el prójimo o próximo (equivalente al Karma-marga).

 

          Las Buenas Obras (Karma-marga): el Cristianismo, al igual que muchas formas tradicionales, plantea la Caridad como vía de aproximación a Dios. En el Islam, el Zakat (Caridad) es obligatorio en la vida del musulmán. Pues Jesús dijo: “… Amaras al prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39). Y también leemos: 20 “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿Cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? 21 Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano (I de Juan 4:20-21). Particularmente en el Cristianismo, la Caridad tomó el valor de ser el mandamiento que resume los otros nueve (9) mandamientos. Pues de los diez (10) mandamientos de Moisés solo el primero se mantuvo intacto en la nueva palabra de Jesús. Por lo tanto, la caridad no es solo una virtud teologal, sino que es una vía de aproximación a Dios en sí mismo. Por lo menos en lo que respecta a la culminación plena de los Misterios Menores (misterios del hombre), realización del Hombre Primordial. 

 

          La Devoción (Bhakti-marga): muchas son las citas que nos invitan a asumir a Jesús como el Cristo (Mateo 1:17; 11:2; Marcos 8:29; 12:35; 13:21; 14:61; 15:32; Lucas 2:26; 22:67; 23:39; 24:26-46; Juan 1:20-25; 3:28), como el Hijo de Dios (Mateo 3:17; Marcos 1:11; Lucas 3:22; 4:3-9; 20:13-14; Juan 1:49; 11:27; 20:31), como el Salvador (Lucas 1:47; 2:30; 3:6; 24:46) o como el Elegido de Dios (Lucas 9:35; 23:35). Así mismo, en nuestro cristianismo vemos la Devoción como un camino: “Yo soy el camino, y la vida, nadie viene al Padre sino por mi” (Juan 14:6). También, podemos analizar: a) El Padre quiere ser adorado por creyentes (Juan 4:24), b) Es al Padre a quien debemos dirigir nuestras oraciones (Juan 15:16) y c) La promesa de ser hechos morada del Padre y del Hijo se da a aquellos que aman a Cristo (Juan 14:23). Para millones de creyentes hoy en día, es la devoción a Jesús el único camino que los va a salvar, el camino que los va a reintegrar con el Padre y es totalmente cierto, pero aun bajo la perspectiva de los Misterios Menores, pues aun se plantea la Dualidad.

 

          La Gnosis-Fe (Jnana-marga): en otra parte hemos mencionado la correspondencia que para los cristianos primitivos se entendía de la Fe con respecto a lo que hoy en día definimos como Gnosis en las escuelas iniciáticas. Recordemos también que el cristianismo primitivo era eminentemente esotérico, no religioso. Es en el evangelio de San Juan donde mejor apreciamos el carácter esotérico del cristianismo: “En el principio era el Logos (Verbo), y el logos era con Dios y el logos era Dios. 2 Este era en el principio con Dios. 3 Todas las cosas por él fueron hechas; y sin él nada de lo hecho fue hecho. 4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. 5 Y la luz en las tinieblas resplandece; mas las tinieblas no la comprendieron” (Juan 1:1-5). En esta cita, el Logos o el Verbo posee un carácter trascendental y metafísico, ya que plantea varias cualidades difíciles de entender racionalmente, pero que invitan a ser meditadas con el corazón. En este orden de ideas podemos reflexionar: a) la equivalencia que se plantea entre el Logos y Dios, no como un subconjunto sino como una igualdad, b) su calidad atemporal o eterna, debido a que existía antes que el tiempo, c) sin embargo, se expresa con otro término “Logos”, que significa: verbo, inteligencia, verdad, el Uno, el Ser, d) su potencial creador y su relación con la creación (la luz), porque ha hecho todo y nada existe sin él, e) su conexión con la criatura, puesto que contiene a la vida, a los seres y al mismo hombre (todos tenemos Logos) y f) la aparente dicotomía que las tinieblas (ignorancia) se plantean ante el Logos cuando en realidad es parte de él; para el Logos no existe la dualidad, por más que la dualidad no la pueda comprender, dado que el Logos es unidad en sí misma, y la dualidad es la incomprensión del uno. De todo esto, se infiere la gran importancia que el Logos representa para el cristianismo esotérico, planteándose así su principio metafísico.   

 

          Continuando con San Juan, podemos apreciar como el evangelista describe la naturaleza de Dios con un carácter esotérico y ontológico, así tenemos: “Dios es espíritu; …” (Juan 4:24), “… Dios es luz, …” (I Juan 1:5) y “… Dios es amor” (I Juan 4:8). Son atributos ontológicos que describen al Ser, a Dios, pues no se dice que Dios es amoroso sino que Dios es Amor en sí. Además, dichos atributos poseen correspondencia con las tres primeras esferas del Árbol Sefirótico: Kether-Jokmah-Binah y con las tres identidades de la Santísima Trinidad: Padre-Hijo-Espíritu Santo. La Santísima Trinidad es uno de los conceptos más esotéricos del cristianismo y es quien mejor describe el principio ontológico. Recordemos la significancia que tiene el Espíritu Santo con el Padre y el Hijo para San Juan: “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí” (Juan 15:26). Y con esto queda claro el rol de Jesús, el Cristo, en la ontología crística.

 

          Como hemos explicado en otro tratado, a primera vista podríamos indicar que la Fe es una creencia mientras que la Gnosis es una certeza. Sin embargo, la Fe para el cristianismo primitivo iba mucho más allá de ser una simple “creencia sin argumentos”. Era como hemos explicado la “certeza del corazón”, aquella alcanzada cuando el “corazón del hombre se iguala al corazón de Dios”, vale decir, cuando “nos hacemos Uno con el verdadero Ser a través del Logos”. Por todo lo anterior expuesto, estamos invitados a trabajar la vía cristiana de la Fe bien comprendida, esta vía no excluye a las otras (buenas obras y devoción), sino que las contiene. La vía de la Fe (Jnana-marga) es una vía de los Misterios Mayores, es la realización del Hombre Universal y culminación plena de la vía iniciática (esotérica). Pero así mismo, debemos hacer una serie de advertencias con respecto a las tres vías cristianas: 1) Las Buenas Obras se pueden degenerar en una excesiva moralina pacata, en una falsa caridad a suerte de limosna y en una conveniente “ayuda” a ciertos sectores “necesitados”. 2) La Devoción se puede degenerar en fanatismo, proselitismo y sectarismo religioso, ya nuestra historia puede dar abundantes ejemplos penosos sobre esta incomprensión y finalmente, 3) La Fe-Gnosis se puede degenerar en la simple creencia a ciegas, sin argumentos e irracional. Insistimos, Dios no teme ser conocido, sino que nos invita a conocerlo y a amarlo, en un proceso de doble identificación, por medio del Conocimiento (Fe: Jnana-marga) y por medio del Amor a Dios (Devoción: Bhakti-marga) y a los hombres (Buenas obras: Karma-marga).

 

… y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres.”

 

Bartolomé, año 64 de la nueva luz.

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