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Grados de espiritualidad

Es pertinente exponer algunas ideas que sabemos serán justas para entender el hermoso simbolismo que se encuentran en el RSA. Se dice que el hombre a medida que trasciende sus niveles de comprensión de la vida, de la realidad que lo rodea y afecta o incluso de Dios, pasa a través de ciertos “grados” de conciencia, que sin que sean obligatorios o exactos, más o menos rezan así:

 

1° de conciencia, Tierra-el mundo Material, en este nivel el ser humano toma conciencia de todo el mundo sensible que él puede comprender a través de sus 5 sentidos (a saber: oído, gusto, vista, olfato y tacto). En este campo se encuentran millones de personas; sin embargo, una persona con un problema mental o con alguna limitante física (ceguera, sordera, etc.) pudiera no comprender cabalmente el mundo sensible que lo rodea (o por lo menos en minusvalía con respecto a las demás personas).

 

2° de conciencia, Bautismo, en este nivel el individuo puede comprender ideas formales que no necesariamente existen de manera sensible, corpórea o física, aquí podemos hablar de los Números como ejemplo, ellos no existen físicamente como tal; sin embargo, se pueden entender a través de ciertos símbolos (al igual que las letras). Asimismo, tenemos la abstracción de un Unicornio, que a pesar de jamás haber existido realmente alguno, podemos concebirlo y hasta imaginarnos su forma recreando ideas formales preexistentes (la del caballo y la del cuerno).

 

3° de conciencia, Confirmación, en este nivel se comprenden ideas puras que trascienden la forma, es decir, ideas sin forma, en este caso podemos citar como ejemplos: la vida, la muerte, la paz, el amor, la justicia, la igualdad, el destino, la verdad, el Espíritu Santo, etc. En este punto, nos encontramos con miles de personas que son incapaces de comprender estas ideas sin forma, hasta el punto de negarlas, argumentando que muchas de ellas “no existen”, “son utopías”, “no se pueden demostrar”, etc. No se pretende demostrar ninguna de ellas, solo se busca ilustrar cómo el ser humano es capaz de concebir ideas profundas que ningún otro ser es capaz de imaginar.

 

4° de conciencia, Ordenación, lejos de ser el mundo arquetipal planteado por Jung (corriente psicológica), aquí trataremos sobre el nivel de conciencia en donde distintas ideas puras pueden coexistir armónicamente. Para citar un noble ejemplo tenemos: La Santísima Trinidad, en la cual Dios es tanto Padre, como Hijo y Espíritu Santo al mismo tiempo, a este respecto alguien pudiera objetar: ¿cómo es posible que Dios sea el Padre y el Hijo al mismo tiempo si el primero precede necesariamente al segundo? La respuesta doctrinal es: este es un Misterio.

 

5° de conciencia (y último), Eucaristía, lejos de ser la metafísica comercial y fenomenológica que encontramos en el mundo moderno, aquí trataremos sobre el nivel de conciencia en donde distintas ideas puras “que aparentemente son contrarias” pueden coexistir armónicamente, para darnos a entender podemos hablar de cómo Dios puede ser: tanto la Luz como la Oscuridad, sin necesidad de contrariarse ni de negarse. Se puede mencionar como: Dios puede hacer una roca tan pesada que Él mismo no la pueda levantar, y sin embargo, poderla levantar. Obviamente, en este caso como en los dos últimos, ya la lógica Aristotélica (principalmente usada para describir y comprender el mundo sensible) no da respuesta satisfactoria, y sin embargo, el ser humano es capaz de concebir “naturalmente” estas ideas.

 

El RSA, como un buen ritual de enseñanza iniciática, no podía escapar de estas nobles verdades, introduciendo en el iniciado el simbolismo pertinente del cómo la conciencia va progresando a medida de que el hombre sea capaz de comprender más y más las grandes verdades de orden superior. Recordemos un viejo pensamiento que enseña que: “la diferencia entre el Orden y el Caos es simplemente el grado de conocimiento que se tiene del fenómeno (o del sistema)”.

 

El hombre, a lo largo de su existencia, transita por situaciones diversas, algunas gloriosas, otras penosas, algunas llenas de alegría, otras de dolor; sin embargo, y pese a ello, el ser humano tiene una profunda sed de conocimiento, él no se conforma con sufrir su destino de manera pasiva, a diferencia de los demás animales, él se levanta, y busca activamente comprender cada vez más y más cuáles leyes lo afectan, de esta manera, trata de entender: las leyes naturales, las leyes físicas, las leyes del universo, las leyes psicológicas, las leyes sociales, las leyes económicas, en fin, trata de forjar su propio destino, cambiando si es necesario todas estas leyes para que se rija su voluntad.

 

Los grados de conciencia que hablamos en el capítulo anterior tienen que ver con la comprensión de las distintas leyes que rigen la vida del individuo, de la sociedad, del hombre y del universo en general. Muchas de las cosas se explican con el grado de conciencia del mundo material; sin embargo, no todas las cosas que nos afectan y gobiernan se pueden explicar aquí, es por ello, que el hombre busca más y más, y va comprendiendo el mundo formal, el mundo ideal y así sucesivamente, a medida que el individuo o la sociedad requiera de entender más el porqué de las cosas.

 

De esta manera, el ser va madurando y va entendiendo que existen cosas que son indescriptiblemente más grandes que él, cosas que en principio pueden verse “malas” pero que luego son “buenas” y/o viceversa. Que existen profundas verdades que trascienden nuestras vidas y que nosotros solo somos un breve momento en la existencia del universo; sin embargo, no por ello somos menos importante que el Sol o que la misma Tierra. El RSA nos habla de todo esto a través de sus ritos, grados y símbolos, y nos demuestra que más allá del aparente final de todas las cosas, nuestra conciencia nos dictamina lo que siempre debemos hacer, sea cual sea el caso, y cómo podremos continuar con nuestra misión crística.

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