top of page

LA TESIS DE RENÉ GUÉNON SOBRE LOS ORÍGENES DEL CRISTIANISMO

Hace unos años, las paredes de la gran ciudad estaban de nuevo empapeladas con carteles electorales que prometían una ola de renovación y de felicidad. ¿Acaso no ocurrió un fenómeno similar con el nacimiento del Cristianismo? San Pablo, el apóstol de los Gentiles, aportó una contribución tan determinante para la expansión de la joven religión que cabría preguntarse si, sin él, habría sobrevivido; para ello, comentó y desarrolló el patrimonio judío de esta nueva religión con la ayuda de elementos y nociones griegas que recuerdan la filosofía de los Gentiles y sus religiones de Misterios. En efecto, se dedicó al mundo greco-oriental que, sin esta "preparación", hubiera tenido gran dificultad para asimilar la enseñanza de Jesús, que se dirigía a la mentalidad judía. Esta adaptación debió estar en la raíz de las incomprensiones y el odio que surgieron desde los comienzos, entre judíos y cristianos. Por otra parte, cabría preguntarse si las sorprendentes semejanzas entre el cristianismo paulino y las religiones de Misterios o iniciaciones antiguas no fueron las que provocaron las execraciones mutuas que conocemos.


«Lejos de ser la religión o la tradición esotérica que conocemos actualmente bajo este término, en sus orígenes el Cristianismo tenía, tanto en sus ritos como en su doctrina, un carácter fundamentalmente esotérico y por consiguiente, iniciático. Encontramos confirmación de ello en que la tradición islámica considera al Cristianismo primitivo propiamente como una tariqah, es decir, una vía iniciática y no como una shariyah o legislación de orden social dirigida a todos; lo cual es tan cierto que posteriormente se tuvo que suplir esta falta con la constitución de un derecho "canónico" que en realidad no fue más que una adaptación del antiguo derecho romano, o sea, algo que vino enteramente del exterior y no un desarrollo de lo que estaba contenido en el Cristianismo en sí. Además, es evidente que en el Evangelio no se encuentra ninguna prescripción que pudiera ser considerada poseedora de un verdadero carácter legal en el sentido propio de esta palabra; la expresión que todos conocemos de "Hay que devolver al César lo que es del César ..." nos parece muy adecuada en este caso, ya que implica formalmente, para todo lo que es de orden exterior, la aceptación de una legislación completamente extranjera a la tradición cristiana y que no es más que la que existía en el contexto donde ésta nació, por cuanto estaba incorporada en el Imperio romano. Sería, sin duda, una grave laguna si el Cristianismo hubiera sido entonces aquello en lo que se convirtió más tarde; la existencia de tal laguna no sólo sería inexplicable, sino totalmente inconcebible en una tradición ortodoxa y regular, si dicha tradición tenía que comportar realmente un exoterismo y un esoterismo, y si tenía incluso, diríamos, que aplicarse ante todo al dominio exotérico; por el contrario, si el Cristianismo tuviera el carácter que acabamos de decir, la cosa se explicaría sin ningún esfuerzo, puesto que no se trataría en absoluto de una laguna sino de una abstención voluntaria de no intervenir en un sector que, por definición, no le concernía en estas condiciones.

 

Para que esto hubiera sido posible, habría sido necesario que la Iglesia cristiana, en los primeros tiempos, hubiera constituido una organización cerrada o reservada, en la que no todos eran admitidos indistintamente sino sólo los que poseían las cualificaciones necesarias para recibir válidamente la iniciación bajo la forma que se podría llamar "crística"; y se podría encontrar con facilidad muchos indicios que muestran que realmente ocurrió así, aunque sean por lo general incomprendidos en nuestra época y que incluso, como consecuencia de la tendencia moderna que niega el esoterismo, se busque con demasiada frecuencia de forma más o menos consciente, desviarlos de su verdadero significado.»


          Hay que reconocer que el argumento de Guénon tiene su peso. Al fundar el Judaísmo, Moisés le dio libros legislativos que regulaban toda la sociedad judía (el Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio, etc.). Asimismo, Mahoma, al transmitir la ley coránica, organizó el mundo del Islam tanto en el terreno profano como en el religioso. El Nuevo Testamento carece de este carácter legislativo de lo cual Guénon deduce que no estaba destinado a fecundar una religión nueva con una sociedad también nueva y abierta a todos.


          Pero si los ritos cristianos eran al principio específicamente iniciáticos y reservados, ¿cómo se explica que hayan pasado a formar parte de una religión que se dirigía al gran público?


«Seguramente debió tratarse de una adaptación que, pese a las deplorables consecuencias que tuvo en algunos aspectos, fue plenamente justificada e incluso necesaria a causa de las circunstancias del tiempo y del lugar.


          Si se considera cuál era, en aquella época, el estado del mundo occidental, es decir, del conjunto de países que comprendía el Imperio Romano; uno puede fácilmente darse cuenta de que si el Cristianismo no hubiera "descendido" al dominio exotérico, este mundo, en su conjunto, hubiera quedado rápidamente desprovisto de toda tradición; ya que las existentes hasta entonces, como la tradición greco-romana que predominaba de forma natural entonces, habían alcanzado un grado tan elevado de degeneración que indicaba que su ciclo de existencia estaba a punto de terminar. Este "descenso", queremos insistir en ello, no fue en absoluto un accidente o una desviación; al contrario, debemos considerar que tuvo un carácter verdaderamente "providencial", ya que evitó que Occidente cayera ya en aquel momento en un estado que, a fin de cuentas, podría compararse al que vivimos ahora. El momento en el que debía producirse una pérdida general de la tradición como la que caracteriza a los tiempos modernos, todavía no había llegado; hacía falta, pues, que hubiera un "restablecimiento", que sólo el Cristianismo podía operar, con la condición de renunciar al carácter esotérico y "reservado" que tuvo en un principio; y así, el "restablecimiento" no sólo iba a ser benéfico para la humanidad occidental, lo cual es demasiado evidente como para tener que insistir en ello, sino que a su vez, estaba en perfecto acuerdo con las leyes cíclicas en sí mismas, tal como lo está cualquier acción "providencial" que interviene en el curso de la historia.

© 2023 by The Book Lover. Proudly created with Wix.com

  • Facebook B&W
  • Twitter B&W
  • Google+ B&W
bottom of page